Los libros salen de los árboles, eso es algo indiscutible. Pero hay algo en lo que no nos ponemos a pensar. Los amantes de los libros aprendimos a apreciar el olor que estos emanan al cambiar sus delicadas páginas y a conservarlos como verdaderos tesoros; sin embargo, no nos damos cuenta del impacto ambiental que esto ocasiona.
Tan sólo en Argentina se llegan a publicar mil 550 títulos al año, 6 millones de ejemplares al mes y más de 45 millones de hojas al día. Y todo sale de la naturaleza. No se está en contra de comprar libros o de leerlos, sino de buscar alternativas para controlar nuestro impacto.
En estas disertaciones andaba Pequeño Editor, una editorial creativa que nació hace 12 años. Los artistas y creadores de esta comunidad trataban de buscar la mejor manera de explicarles a los niños la importancia de cuidar nuestro medio ambiente, hasta que tuvo la brillante idea de crear un libro que devuelve a la naturaleza lo que sacó de ella.
Nació el primer Libro árbol con la ayuda de artesanos provenientes de la Papelera Palermo. Estos artesanos lo que hicieron fue crear 40 ejemplares elaborados con tinta biodegradable y papel libre de ácidos procedente de bosques protegidos. En la portada, y esto es lo más genial de todo, se encuentran insertadas semillas de jacaranda; de tal forma que al terminar de leer el libro, tú puedes plantarlo. Pequeño Editor aprovecha la experiencia lectora con la importancia de hacer algo bueno por la naturaleza.
¿Por qué tan poquitos libros? Porque la idea era hacer un libro no comercial, pero que tuviera un mensaje y un sentido potente y universal. De tal forma que las instituciones educativas y comunitarias, y los formadores de opinión de Argentina puedan leerles este libro a los pequeños y posteriormente invitarlos a plantarlo en un lugar valioso.
Todos deberán cooperar para cuidar los brotes de las heladas y las hormigas, para que cuando esta bella jacaranda crezca, las personas recuerden esa historia que les llegó por medio de la lectura y que despertó en una acción profundamente constructiva.
La elección del tema del Libro árbol fue muy cuidadosa, pues tenía que estar alineado con el proyecto. Se seleccionó Mi papá estuvo en la selva, la obra de Gusti, uno de los ilustradores argentinos de libros infantiles más reconocidos del mundo, pero que en esta ocasión participó como escritor, y de Anne Decis, una ilustradora francesa de gran trayectoria.
La historia trata de Theo, un niño que nos cuenta las aventuras por las que pasó su papá cuando estuvo en una selva que es como la madre de todas las selvas. Para hacer este libro, Gusti se inspiró en sus propias experiencias de cuando fue a la selva ecuatoriana con su papá, con el fin de estudiar el águila harpía, junto con el pueblo zápara.
Mi papá estuvo en la selva es el pretexto perfecto para que Gusti y Anne platiquen con los niños temas como la destrucción del entorno natural, la diversidad cultural y el respeto que le debemos a todo lo viviente. Este pequeño libro promete bellas ilustraciones, y un buen texto lleno de datos interesantes, aventura y emoción.
El libro se planta directamente en la tierra, pero no demasiado profundo porque la semilla debe romper su propia piel y el papel de la tapa. O se puede colocar en un lugar fresco y humedecer bien la tapa para que podamos ver cómo se desarrollan los brotes, siempre y cuando después los transplantemos.
Este trabajo fue distinguido con los premios Nuevos Horizontes y a la Mejor Editorial Infantil de Latinoamérica en la Feria del Libro de Bologna 2015.
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