Julio Verne también escribió París en el siglo XX

París en el siglo XX es la novela perdida de Julio Verne. Fue encontrada por su bisnieto en una caja fuerte 131 años después de que Verne la escribió.  Es una novela futurista que trata sobre un París moderno, frío y deshumanizado; una época donde la tecnología desplaza al arte y al ser humano. Es increíble lo visionario que resultó este maestro de la ciencia ficción. En esta obra se describen aparatos impensables para la época, pero que hacían la vida más sencilla para el hombre.

Por ejemplo, relata sobre ciudades iluminadas con luces eléctricas de gran potencia, rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad, automóviles de gas, calculadoras, una red de comunicaciones, de un mundo puesto al servicio del dinero, o de una especie de “telégrafo fotográfico” que permite enviar a cualquier parte del mundo textos, autógrafos o dibujos.

Julio Verne nació en 1828 en Nantes, una ciudad francesa. Desde los once años de edad, Verne escribía historias inspiradas en las anécdotas que le contaba una maestra sobre su marido marinero. También mostraba interés por la poesía y la ciencia; sobre todo, leía y coleccionaba artículos científicos, demostrando una curiosidad casi enfermiza que le duraría toda la vida.

Julio Verne

Comenzó sus estudios de derecho en París en 1847. Al mismo tiempo que estudiaba, escribía obras de teatro y asistía a círculos literarios. Julio Verne se recibió de abogado en 1849, pero no quiso ejercer su profesión. Su padre se molestó por esta decisión y dejó de mandarle dinero.

Por su puesto, a Julio Verne no le importó. Gastó todos sus ahorros en libros y pasaba largas horas en las bibliotecas de París. Tenía tan pocos fondos para comprar comida, que tuvo grandes trastornos digestivos, entre ellos desarreglos estomacales e incontinencia fecal; además, tuvo un trastorno nervioso que terminó por desfigurarle la cara y provocarle parálisis facial.

Escribía de la mañana a la noche sin parar, todos los días. A los 22 años logró publicar varias obras de teatro y algunos cuentos. Gracias a su amistad con Alexandre Dumas, autor de Los tres mosqueteros, pudo conseguir una plaza para ser secretario en el Teatro Nacional de París, y así ganar un poco de dinero.

Julio Verne publicó Viajes extraordinarios y Cinco semanas en globo en 1863. Tuvieron tanto éxito estas obras, que Verne se animó a mostrarle a su editor, Pierre-Jules Hetzel, una obra que había escrito un poco antes que estos dos éxitos, la novela se llamaba París en el siglo XX.

Esta historia futurista se ubica en París en el año de 1960, inicia con la ceremonia anual de la “Cooperación Nacional de Crédito Instruccional”, en la cual se premian los logros académicos alcanzados por los jóvenes graduados franceses. La mayoría de las veces, los ganadores pertenecían a disciplinas como Matemáticas, Economía, Ingeniería o Ciencias Naturales; pero en esta ocasión el premiado era Michel Jérôme Dufrenoy, un estudiante de Literatura que pretendía incursionar ambiciosamente en los terrenos de la poesía y la dramaturgia. No obstante, cuando Michel sube al podio para recibir su premio, es abucheado y recibido con numerosos insultos y sarcasmos. Lamentablemente, Michel pertenece a un mundo dominado por el dinero y la ciencia.

Hetzel, el editor, de inmediato rechazó esta obra. Consideró de mal gusto hablar sobre una sociedad en que la gente vivía obsesionada con el dinero y con los faxes. A la fecha podemos saber exactamente cuáles fueron las observaciones y los argumentos del editor, porque se encontraban anotados al margen del manuscrito original.

En estas anotaciones, el editor expresaba que la obra le parecía sólo periodismo menor, y que no correspondía a la altura de las ideas que había mostrado con sus obras anteriores. Le recomendaba volver a escribir este libro 20 años después, cuando  Verne fuera un escritor más maduro y experimentado; mientras tanto, para Hetzel esta obra no era más que profecías mal hechas por un escritor joven, y que a nadie le interesaría leerlas.

Pierre-Jules Hetzel

No debemos juzgar tan severamente al editor, porque Hetzel conocía muy bien a su público y estaba al corriente de intentos similares de otros escritores que no habían tenido éxito. Pero a lo que Hetzel más le preocupaba, es que esta novela no correspondía al proyecto literario que Julio Verne estaba comenzando a formar. Era un libro tan sombrío y pesimista que podía manchar su imagen. Convencido, Julio Verne se propuso nunca publicar esta obra.

Ha emprendido usted una tarea imposible y —como sus predecesores en cosas análogas— tampoco ha conseguido llevarla a buen fin. Está cien pies por debajo de Cinco semanas en Globo. Si la vuelve a leer estará de acuerdo conmigo. Es periodismo barato y sobre un tema nada afortunado.

No esperaba una cosa perfecta; le vuelvo a decir que sabía que estaba intentando algo imposible, pero esperaba algo mejor. Aquí no hay resuelta ninguna cuestión de futuro serio, ninguna crítica que no parezca una caricatura ya hecha y rehecha, y si algo me asombra es que haya podido usted hacer, como en un arrebato y empujado por algún dios, algo tan penoso, tan poco vivo...

(...) No está usted maduro para un libro así, vuelva a intentarlo dentro de veinte años.

Carta de Hetzel a Verne

Cuando Julio Verne murió en 1905, Michel Verne, su hijo y también escritor, quiso publicar lo más rápido posible una lista de obras inéditas para que nadie lo fuera a acusar de haber escrito él mismo los textos no publicados de su padre. Por esa razón, escribió una carta el 30 de abril de 1905 al periodista Émile Berr, donde señalaba una lista detallada de las obras inéditas del autor.

Julio Verne y Michel Verne

Las obras póstumas de mi padre se dividen en tres partes (...) La segunda parte se compone de dos anteriores, según toda probabilidad, a los Viajes Extraordinarios, sin embargo, son muy interesantes, pues parecen anunciarlas. Una de ellas se titula Viaje a Inglaterra y Escocia; la otra, París en el siglo XX...

Michel Verne

La novela París en el siglo XX se convirtió de pronto en un título mítico para los investigadores. Una novela de juventud, inédita y de tema muy seductor.

Como nadie había visto este manuscrito, se llegó a dudar de su existencia con el paso del tiempo.

Para sorpresa de muchos estudiosos, en el año de 1994 salió a la venta un libro titulado Paris au XX^e siècle en Francia, firmado por Julio Verne, cuando éste ya llevaba 89 años de haber fallecido. La novela que se autentificaba como una de las primeras escritas por Verne, cobró un nuevo significado en la reputación del escritor, pues dejó de ser el “apóstol del progreso científico”, para convertirse en un escritor profundo que también podía ejecutar fuertes críticas sobre la sociedad y los adelantos tecnológicos.

La obra fue descubierta en el año de 1989 por Jean Verne, el bisnieto del escritor, quien la encontró en la caja fuerte de Michel Verne. Esta novela se publicó por primera vez en francés en 1994. Al año siguiente ya estaba traducida al español por la editorial Norma.

En su obra París en el siglo XX, Julio Verne nos habla de un mundo puesto al servicio del dinero, donde la gente viviría preocupada por las cotizaciones en la Bolsa, en donde la educación y la tecnología no estarían al servicio del conocimiento, sino de la acumulación financiera.

El personaje principal es un joven intelectual que malvive en una sociedad mecanizada, que le tacha de inútil por amar la lectura y las lenguas clásicas. Los que triunfan son aquellos que tienen capacidades, y no necesariamente talentos. Por esa razón, Michel se esfuerza para encontrar un lugar dentro de una sociedad industrializada e insensible.

Algunas de las frases que podrán encontrar en su novela París en el siglo XX son:

• Los ferrocarriles pasarán de las manos de los particulares a las del Estado.
• Aunque ya nadie leía, todo el mundo sabía leer.
• No había hijo de artesano ambicioso, de campesino desplazado, que no pretendiera un puesto en la Administración.
• El latín y el griego no sólo eran lenguas muertas, sino enterradas.
• ¡Qué posición en cambio la de los señores titulares de ciencias y cuán distinguidos eran sus monumentos!
• La mayor parte de los innumerables coches que surcaban la calzada de los bulevares lo hacían sin caballos; se movían por una fuerza invisible, mediante un motor de aire dilatado por la combustión del gas.
• Tiendas ricas como palacios donde la luz se expandía en blancas radiaciones, esas vías de comunicación amplias como plazas, esas plazas vastas como llanuras, esos hoteles inmensos...
• Lo importante no era alimentarse, sino ganar con qué alimentarse.
• Serás mayor de edad a los dieciocho.
• Se comprende que en esa época de negocios el consumo de papel aumentase en proporciones inesperadas (...); los bosques ya no servían para calefacción, sino para la impresión.
• Ya no hay mujeres (...) se han pasado al género masculino y ya no merecen la mirada de un artista ni la atención de un amante.
• ¡Concierto eléctrico! ¡Y qué instrumentos! (...) doscientos pianos comunicados entre sí a través de una corriente eléctrica tocaban juntos de la mano de un solo artista.
• Ya no cortaban la cabeza a nadie. Le fulminaban con una descarga.