El cuento es una de las composiciones literarias más antiguas de la humanidad. Existe incluso antes de que se inventara la escritura. Eran los juglares quienes se dedicaban a narrar historias de pueblo en pueblo, una y otra vez, hasta que la gente se los aprendía de memoria, y las contaban en reuniones para entretener a los invitados o a los más pequeños de la familia para educarlos.
Es una composición escrita para ser leída sin interrupción. A diferencia de la novela, donde hay un sin número de personajes que se interrelacionan a través de distintas historias y provocan en el lector múltiples reacciones emocionales, el cuento tiene un número de personajes reducido, los cuales participan en una sola acción y con un solo foco temático.
El objetivo del cuento es provocar una única respuesta emocional
Aunque su extensión es corta, en realidad el cuento es considerado como uno de los géneros literarios más difíciles, porque no admite divagaciones ni preciosismos en el estilo. Tiene como condición la síntesis de todos los valores narrativos: tema, trama, rapidez dialogal y caracterización de los personajes. El escritor debe crear en el texto un equilibrio entre algún suceso que tenga significado y una lógica-poética de lo narrado; pero sobre todo, debe contar con un final imprevisto, adecuado y natural.
Es muy importante aprender a leer un cuento de forma correcta, pues cada línea, cada imagen y cada palabra son una clave importante para comprender el mensaje final.
No es la historia lo más importante en un cuento, sino la aportación emocional y psicológica que le imprime cada escritor. Una pequeña ventana donde podemos descubrir en el narrador una determinada crisis respecto al mundo, a la vida o a su propia alma.
Podemos decir de manera simple que un cuento es un género intermedio entre la poesía y la novela: su función es expresar una emoción, pero en forma narrativa.
La estructura básica del cuento se compone de una introducción, un desarrollo y un desenlace, aunque no necesariamente van en ese orden; sin embargo, si anuncia desde el inicio quién es el protagonista, dónde sucede la acción, cuándo ocurre, qué es lo que sucede y por qué ocurre.
Todas las historias deben contar con obstáculos que impidan a los personajes cumplir su deseo, a esto se le llama: núcleo del relato; es el peligro que amenaza directa o indirectamente al protagonista, como por ejemplo el cuento de Los tres cerditos, donde el lobo se opone a la felicidad de los hermanos.
Otro tipo de obstáculo podría ser la lucha física o psíquica entre personajes contrarios, al final del relato esta lucha se resuelve mediante algún procedimiento inesperado. Pero no todo es lucha, un obstáculo también puede ser un enigma sin resolver o el suspenso producido por una frase que se repite constantemente durante todo el cuento.
Finalmente, el cuento termina con la solución del problema planteado. En la mayoría de los casos, imprime una especie de moral a través del comportamiento de los personajes para otorgarle un valor ético. Aunque en otras ocasiones, el final sólo es una sugerencia de posibles soluciones para resolverse en el futuro.
Es importante leer un cuento al menos dos veces para poder apreciar su belleza y recibir ese impacto emocional que tanto merece. Por su estructura breve, los acontecimientos del cuento son rápidos, y a veces no es fácil detectar cada segmento en una sola leída.
En una primera lectura, notarás cierta continuidad en la narración, como si fuese una sola unidad, no obstante, aunque al principio pareciera como si el cuentista quisiese contar una historia, conforme avanzas en la lectura te das cuenta que en realidad se trata de otra historia disfrazada.
En una segunda lectura, será más fácil encontrar la tensión, el ritmo, lo imprevisto y lo sorpresivo. Recuerda que, sobre todo en el cuento contemporáneo, la idea no es sólo plantear hechos o situaciones originales, sino revelar lo que verdaderamente hay detrás de los mismos. Por lo que la sorpresa sale cuando la historia secreta se deja ver.
Recomendaciones de cuentos
A la deriva - Horacio Quiroga
Aceite de perro - Ambrose Bierce
Algunas peculiaridades de los ojos - Philip K. Dick
Ante la ley - Franz Kafka
Bartleby el escribiente - Herman Melville
Bola de sebo - Guy de Mauppassant
Casa tomada - Julio Cortázar
Cómo se salvó Wang Fo - Marguerite Yourcenar
Continuidad de los parques - Julio Cortázar
Corazones solitarios - Rubem Fonseca
Dejar a Matilde - Alberto Moravia
Diles que no me maten - Juan Rulfo
El ahogado más hermoso del mundo - Gabriel García Márquez
El Aleph - Jorges Luis Borges
El almohadón de plumas - Horacio Quiroga
El artista del trapecio - Franz Kafka
El banquete - Julio Ramón Ribeyro
El barril amontillado - Edgar Allan Poe
El capote - Nikolai Gogol
El color que cayó del espacio - H.P. Lovecraft
El corazón delator - Edgar Allan Poe
El cuentista - Saki
El cumpleaños de la infanta - Oscar Wilde
El destino de un hombre - Mijail Sholojov
El día no restituido - Giovanni Papini
El diamante tan grande como el Ritz - Francis Scott Fitzgerald
El episodio de Kugelmass - Woody Allen
El escarabajo de oro - Edgar Allan Poe
El extraño caso de Benjamin Button - Francis Scott Fitzgerald
El fantasma de Canterville - Oscar Wilde
El gato negro - Edgar Allan Poe
El gigante egoísta - Oscar Wilde
El golpe de gracia - Ambrose Bierce
El guardagujas - Juan José Arreola
El horla - Guy de Maupassannt
El inmortal - Jorge Luis Borges
El jorobadito - Roberto Arlt
El nadador - John Cheever
El perseguidor - Julio Cortázar
El pirata de la costa - Francis Scott Fitzgerald
El pozo y el péndulo - Edgar Allan Poe
El príncipe feliz - Oscar Wilde
El rastro de tu sangre en la nieve - Gabriel García Márquez
El regalo de los reyes magos - O. Henry
El ruido del trueno - Ray Bradbury
El traje nuevo del emperador - Hans Christian Andersen
En el bosque - Ryonuosuke Akutakawa
En memoria de Paulina - Adolfo Bioy Casares
Encender una hoguera - Jack London
Enoch Soames - Max Beerbohm
Esa mujer - Rodolfo Walsh
Exilio - Edmond Hamilton
Funes el memorioso - Jorge Luis Borges
Harrison Bergeron - Kurt Vonnegut
La caída de la casa de Usher - Edgar Allan Poe
La capa - Dino Buzzati
La casa inundada - Felisberto Hernández
La colonia penitenciaria - Franz Kafka
La condena - Franz Kafka
La dama del perrito - Anton Chejov
La gallina degollada - Horacio Quiroga
La llamada de Cthulhu - H.P. Lovecraft
La lluvia de fuego - Leopoldo Lugones
La lotería - Shirley Jackson
La metamorfosis - Franz Kafka
La noche boca arriba - Julio Cortázar
La pata de mono - W.W. Jacobs
La perla - Yukio Mishima
La primera nevada - Julio Ramón Ribeyro
La tempestad de nieve - Alexander Puchkin
La tristeza - Anton Chejov
La última pregunta - Isaac Asimov
Las babas del diablo - Julio Cortázar
Las nieves del Kilimajaro - Ernest Hemingway
Las ruinas circulares - Jorge Luis Borges
Los asesinatos de la Rue Morgue - Edgar Allan Poe
Los asesinos - Ernest Hemigway
Los muertos - James Joyce
Los nueve billones de nombre de dios - Arthur C. Clarke
Macario - Juan Rulfo
Margarita o el poder de Farmacopea - Adolfo Bioy Casares
Markheim - Robert Louis Stevenson
Mecánica popular - Raymond Carver
Misa de gallo - J.M. Machado de Assis
Mr. Taylor - Augusto Monterroso
No hay camino al paraiso - Charles Bukowski
No oyes ladrar los perros - Juan Rulfo
Parábola del trueque - Juan José Arreola
Paseo nocturno - Rubem Fonseca
Regreso a Babilonia - Francis Scott Fitzgerald
Solo vine a hablar por teléfono - Gabriel García Márquez
Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril Haruki Murakami
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius - Jorge Luis Borges
Tobermory - Saki
Un día perfecto para el pez plátano - J.D. Salinger
Un marido sin vocación - Enrique Jardiel Poncela
Una rosa para Emilia - William Faulkner
Vecinos - Raymond Carver
Vendrán lluvias suaves - Ray Bradbury
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