La historia del libro de bolsillo

Puedes reconocer fácilmente a un libro de bolsillo gracias a que cuenta con un formato muy característico de tapa blanda y un precio muy accesible. Antes de su creación, la industria editorial estaba acostumbrada a dirigirse sólo a las clases altas, creando libros de confección a mano y con un formato robusto. A partir de que se crearon las impresiones en serie, con fabricación mecanizada, la sociedad de masas –especialmente jóvenes y aficionados a cierto género literario– ya podían adquirir sus títulos favoritos a un costo aceptable según sus ingresos.

La creación de estos libros le dio la vuelta a la industria editorial, al grado de romper con determinadas jerarquías sociales, pues era permitido colocar en el mismo lugar tanto libros clásicos como obras populares. También el diseño tuvo un papel predominante en la popularidad de estas ediciones, pues el formato era más pequeño y con cubiertas más atractivas para los lectores.

En la actualidad, la mayoría de las editoriales ya cuenta con una colección de bolsillo para vender las reediciones de sus títulos más exitosos y poder llegar al mayor número de personas. En muchas ocasiones, utilizan esta estrategia para aumentar sus ingresos, pues las ventas de los libros de bolsillo son mucho mayores que las primeras ediciones. También aprovechan los temas clásicos para sacar a la venta alguna colección de bolsillo, dirigidos especialmente a los estudiantes.

¿Cómo surgió la idea de crear un libro de bolsillo?

Hubo algunos indicios de crear libros accesibles desde hace mucho tiempo atrás. En la Antigua Roma (siglo I), por ejemplo, se tuvo la necesidad de publicar libros que se pudieran sujetar con facilidad en la mano. A estos libros se les llamaba pugilares, y tenían forma de códice. Una vez que se creó la imprenta, el italiano Aldo Manucio creó una primera colección de libros dirigidos a viajeros, la idea era que resultasen cómodos para su uso durante los viajes o los paseos. A estos formatos se les llamaba enchiridi forma (con forma compacta o de manual).

Pero fue hasta el siglo XVIII cuando la pasión por leer aumentó a tal grado de crear diferentes sociedades de lectores. Los ilustrados alemanes vieron esto como una oportunidad, y difundieron al resto de Europa libros más pequeños y almanaques ilustrados de literatura didáctica y de recreo. Ya en el siglo XX, existían en Inglaterra ediciones de libros baratos y hechos con material de baja calidad conocidos como penny dreadfuls (centradas en contenidos escabrosos).

Penny dreadfuls

Pero el libro de bolsillo tal y como lo conocemos ahora surgió hasta el año 1935, cuando a la editorial inglesa Penguin Books se le ocurrió publicar libros hechos con papel rústico, y venderlos al mismo precio que un paquete de cigarrillos; pero eso sí, siempre cuidando la calidad de los textos. Cuando la editorial Simon and Schuster se enteró de la existencia de esta presentación en 1939, quiso copiar la idea y la nombró Pocket book (libro de bolsillo). Su popularidad fue inmediata entre los soldados de la Segunda Guerra Mundial, porque podían llevarlos con facilidad en el transporte.

La editorial española Espasa Calpe, fue la primera en editar una colección completa de bolsillo en 1939, conocida como la colección Austral. El diseño imitaba en parte al minimalismo de las ediciones de Penguin, pero adoptaba el uso de colores para indicar el tipo de contenido. Más tarde, Alianza Editorial comenzó a poner énfasis  en las portadas de las ediciones de bolsillo. Ya para el año de 1990, el libro de bolsillo constituía el 40% del negocio editorial en España, Alemania y Gran Bretaña.

Colección Austral

Actualmente, las colecciones de bolsillo forman parte de un gran porcentaje de las ventas de las editoriales, cada vez ponen más atención a los detalles y a las ilustraciones de las portadas, sobre todo ahora, que comienzan a sentir presión por la presencia de los E-books, que son mucho más baratos.